Los espectaculares paisajes de las dehesas del sur de Salamanca donde radica la #DehesaViva son el fruto del trabajo constante durante años y años.
Cada año, en #LaDehesaViva tiene lugar un proceso de cuidado de las encinas que a menudo pasa desapercibido puesto que parece desde fuera que el natural desarrollo del árbol se produce espontáneamente. Pero la realidad es que la magnifica forma de la copa de las encinas es fruto de un cuidado continuo que llevamos a cabo principalmente a final de invierno y durante la primavera. Lo primero consiste en localizar aquellas encinas en las que la copa ha alcanzado tan gran dimensión que corre peligro de rotura cuando lleguen las nieves y los vientos del invierno. Entonces, una por una, se lleva a cabo el “desmoche”: una poda drástica en la que se dejan tan solo las ramas principales y se libera al árbol de aquellas ramas más finas que pueden romperse de forma desastrosa cuando acumulen sobre sí los cientos de kilos de nieve que una gran ventisca puede arrojar sobre ellas. Tras la poda, en tan solo una temporada lucirán ya así:
Este tipo de poda no pone en peligro la producción de bellotas de la temporada siguiente puesto que la floración y producción de bellotas se produce sobre las ramas que se van desarrollando rápidamente y, aunque pueda reducirse un poco el número de flores femeninas, las bellotas serán mayores en tamaño precisamente por eso: por ser menos. Así, prácticamente desde el primer momento nuestros cerdos ibéricos, pueden seguir de montanera, disfrutando de las bellotas, bajo las copas por reciente que haya sido su poda. Además raramente se podan todas las encinas de una zona a la vez, por lo que las piaras siguen recorriendo la dehesa en montanera sin novedad.
El crecimiento de las encinas, una vez podadas, también es espectacular. Normalmente se produce una primera explosión de ramas en dirección vertical, lo cual reduce mucho tasmbién el riesgo que antes comentábamos de rotura:
En tan solo cuatro años, será muy difícil distinguir las últimas encinas que han sido podadas por su silueta. La copa va adquiriendo ya su forma característica, creciendo a partir de ahí de forma completamente “normal” durante otros 20 años creando los paisajes idílicos que nos dan nuestro carácter.
No es menos importante el uso de las ramas podadas que quedan bajo cada encina, que se se cortan y retiran de la dehesa, pues constituyen un combustible excelente, la famosa leña de encina, que se consigue en su mayor parte a través de estas actuaciones. Además, la leña cuando es quemada emite una cierta cantidad de CO2 pero es una fuente energética que se considera que tiene una huella de carbono nula pues la misma naturaleza (y en este caso los mismo arboles pues no se talan) la va absorbiendo de forma continua y, por tanto, el CO2 que se emite vuelve a ser captado por la misma fuente.
Esta operación se realiza cada 25 a 30 años en cada encina, dependiendo de su desarrollo, lo que nos permite disfrutar de enormes copas y nos deja rincones memorables y sombras bajo las que se cobijan todos los habitantes de #LaDehesaViva Sierra de Codex.